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El lóbulo frontal es un área en el cerebro de los mamíferos. Se encuentra en la parte frontal de cada hemisferio cerebral y se coloca por delante (en frente de) los lóbulos parietales y por encima y por delante de la lóbulos temporales. Está separado del lóbulo parietal del corteza motora primaria, Que controla los movimientos voluntarios de partes específicas del cuerpo asociados con la precentral circunvolución.
En los seres humanos, el lóbulo frontal alcanza su plena madurez alrededor de los 25 años, Es aquí cuando se marca la madurez cognitiva asociada a la edad adulta. Arthur Toga, UCLA, encontró mayor mielina en la materia blanca del lóbulo frontal de los adultos jóvenes en comparación con la de los adolescentes. Un inicio típico de la esquizofrenia en la edad adulta temprana se correlaciona con mala mielina y por tanto ineficazes conexiones entre las células en el prosencéfalo.
El lóbulo frontal contiene la mayoría de las neuronas sensibles a la dopamina en la corteza cerebral. La dopamina está asociada con la recompensa, la atención, la memoria a largo plazo, la planificación y la unidad. La dopamina tiende a limitar y seleccionar la información sensorial que llega de la tálamo a la delantera del cerebro. Un informe del Instituto Nacional de Salud Mental dice que una variante genética que reduce la actividad de la dopamina en el la corteza prefrontal está relacionada con un peor rendimiento y el funcionamiento ineficiente de la región cerebral durante las tareas de memoria de trabajo, y aumenta ligeramente el riesgo de esquizofrenia
La disfunción eréctil es un problema extendido, con serias implicaciones para aquellos que lo padecen y sus parejas. Se puede afirmar que a nivel fisiológico la disfunción eréctil no es generadora de ansiedad, aunque la forma en que se han definido socialmente las expectativas sexuales, favorece la aparición de variables psicológicas como la ansiedad por rendimiento, que tienden a su vez a complicar el hecho de obtener una erección satisfactoria.
Por lo tanto la creación y la difusión social de estas expectativas sexuales ha dificultado que los afectados con este padecimiento busquen ayuda profesional, así según el National Institute of Health [NIH] (Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos) sólo el 10% de los pacientes buscan tratamiento (NIH, Consensus Development Panel on Impotence, 1993).
Por otra parte según Ellis (1980) las concepciones sociales alrededor del sexo se manifiestan en la persona a través de creencias, así cuando estas creencias interfieren con el funcionamiento sexual pueden ser definidas como creencias irracionales relacionadas al sexo.
Por lo tanto se puede considerar que las demandas con respecto a la erección y el desempeño sexual que se mantienen en la sociedad costarricense, pueden catalogarse como creencias irracionales según el modelo de Ellis; por lo tanto se considera importante tomar en cuenta que la incapacidad de mantener una erección, podría eventualmente tener un origen psicológico y lesionando el bienestar psíquico y relacional de los afectados por esta condición, lo que a su vez podría generar una dificultad adicional a la hora de relacionarse genitalmente.
Se denomina Terapia Racional Emotivo Conductual y se basa en la premisa que afirma que la realidad no es percibida directamente por los seres humanos, sino que lo es a través de una serie de filtros construidos en un nivel psicosocial, estos filtros, son los que determinan la forma en que se perciben las experiencias, así estos filtros son llamados creencias.
Estas creencias, se basan en experiencias pasadas (tanto personales, como aquellas vividas por otros), en generalizaciones, deducciones y en asociaciones. Estas condicionan a su vez la generación de nuevas creencias, las conductas que se van a ejecutar y los sentimientos que los acontecimientos despiertan en la persona.
Esto dentro del modelo conocido como terapia racional emotivo conductual (TREC), desarrollada por Albert Ellis (citado por Lega et al, 1997), se conceptúa de la siguiente manera:
A -> B -> C
Donde A refiere al acontecimiento activador o precursor, y C son las consecuencias de este. Muchas personas al evaluar una situación creen que A necesariamente y de forma lineal conduce a C, pero según Ellis, esto es incorrecto, ya que A activa una creencia, representada en el modelo por B, la cual a su vez genera C. Por esto se puede afirmar que la cognición condiciona a la percepción (Ellis, 1990).
Por esto dentro de la TREC, se puede afirmar que no son los acontecimientos los que hacen que una persona sienta o actúe de una forma determinada, sino que son las evaluaciones que se hacen de este acontecimiento. Por lo tanto al cambiar estas evaluaciones también cambiarán sus consecuencias, tanto conductuales como emocionales.
